Aunque parece ser que datan del 1992, hoy he conocido los derechos del lector del escritor francés Daniel Pennac, a través de mi amigo Francisco Muñoz de la Peña.
Pennac llegó a la conclusión que para hacer nuevos lectores no hay que obligar al niño a leer lecturas aburridas, sino contagiarle el amor por la lectura. ¿Por qué sino la mayoría de los lectores suelen haber tenido unos padres también lectores? A modo de conclusión, diriamos que tiene mucha más importancia entusiasmar al alumno para que comience a leer por puro placer, que pasarse todo un curso intentando calificarlo como buen o mal estudiante.
Las conclusiones de Daniel Pennac quedaron plasmadas en su conocido decálogo:
Los Derechos imprescindibles del lector
2. El derecho a saltarnos las páginas.
3. El derecho a no terminar un libro.
4. El derecho a releer.
5. El derecho a leer cualquier cosa.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual).
7. El derecho a leer en cualquier sitio.
8. El derecho a hojear.
9. El derecho a leer en voz alta.
10. El derecho a callarnos.
La bitácora de la Lengua ha comenzado una campaña por Una lectura sin exámenes, sobre la base de que:
"...los chicos y chicas deben leer, hay que hacer algo para conseguir que lean y obligarles a leer un libro que no les interesa y del que luego van a tener un examen no es el camino. De hecho, hay muchos alumnos que leen cualquier cosa, que leen mucho y, sin embargo suspenden el examen de lectura; simplemente no les interesa lo que les obligamos a leer".
Por mí, totalmente de acuerdo.