martes, 23 de abril de 2013

jueves, 11 de abril de 2013

Publicidad engañosa

Terminamos ya los materiales oficiales de la Junta de Andalucía para Griego, con el último tema de la última unidad de 2º de Bachillerato. Trabajo laborioso, gratificante, sí, pero nada reconocido, pagado mal y tarde. Javier Almodóvar y yo misma lo hemos hecho lo mejor que hemos podido, y espero que sea bueno. Está a vuestra disposición, decirlo sobra.

A veces nos hemos colado. De ahí el título de la entrada. No me digáis que, después de leer mi exégesis de la obra de Apolonio de Rodas, no van a salir todos los alumnos disparados a comprar un ejemplar (para su decepción profunda, que dice Javier, pero lo mismo pasa con los maravillosos productos que nos venden a diario por la tele...):

J.W. Waterhouse: Jasón y Medea
Apolonio  de Rodas nació en Alejandría aunque, como su sobrenombre indica, pasó una parte importante de su vida en Rodas. Fue discípulo de Calímaco, y probablemente sucedió a Zenódoto en la dirección de la biblioteca de Alejandría y, por tanto, como preceptor del príncipe heredero, en este caso Ptolomeo III Evergetes.

No se sabe bien el motivo del cese o renuncia de Apolonio a este cargo, pero sí que tras el hecho se estableció en Rodas y ocupó su lugar Eratóstenes. Hay noticias, no del todo fiables, de diferencias con Calímaco. lo cierto es que en Rodas fue extraordinariamente bien acogido y sus obras gozaron de un enorme éxito. 

Las Argonáuticas, su principal obra, cuenta la historia de las aventuras de Jasón y sus compañeros en busca del Vellocino de Oro.


El poema no cuenta la leyenda en su totalidad: comienza con la partida de Jasón desde Yolcos y termina cuando regresa con la preciada piel, objetivo del viaje. 

Omite así los antecedentes de la expedición: las desgracias sufridas por el rey Atamante y sus hijos, Frixo y Hele, que el carnero de vellón de oro transportó hasta la Cólquide. Tampoco explica el origen mismo del toisón, ni el matrimonio de Frixo con Calcíope, hija del rey Eetes. O la infancia de Jasón, su exilio y su regreso a Yolcos, siendo ya adulto. 

Concluye también bruscamente cuando Jasón retorna con Medea. La muerte de Pelias, la huida de la pareja a Corinto, la tragedia que pone punto final a la historia son hechos que ya no figuran en la narración de Apolonio. ¿Quería un final feliz? 

Aunque se trata indudablemente de un poema épico, y Apolonio toma como modelo literario a Homero, hay bastantes diferencias en su tratamiento del material mitológico. De hecho, se asemeja más a Virgilio (La Eneida) que al legendario autor ciego. 

La leyenda es anterior a las contadas por Homero en La Ilíada y La Odisea, y debía haber ya bastantes obras escritas sobre ella cuando Apolonio escribió Las Argonáuticas. Eso le permitió sin duda elegir entre las versiones y variables que juzgara más interesantes. Por ejemplo, siempre escoge las versiones menos desagradables de un hecho: Medea se limita en Las Argonáuticas a contemplar la muerte de su hermano Apsirto, en lugar de asesinarlo con sus propias manos. 

No recoge una tradición oral: es un esfuerzo de investigación. Ha de reunir un conjunto de datos míticos y legendarios quizá difuminados por el tiempo, perdidos en mil pequeñas historias de poblaciones costeras, a través de noticias locales, de viajeros, trabajos de geógrafos... para reconstruir esa leyenda multiplicada por la imaginación pero dividida por su extensión en el espacio y en el tiempo. 

Era una historia tan atractiva como lo fue la Guerra de Troya o como fueron las navegaciones de Odiseo. Pero no había un canto que la recogiera. Apolonio no se limitó a contar una historia lineal: la rodeó con una serie de episodios y acciones secundarias que, aparte de modernizar la obra literaria, le proporcionan un interés adicional. Dan emoción a una aventura que de por sí es apasionante, acentuando peligros, describiendo paisajes y costas con términos exactos a su propósito de mantener la atención de un lector ya muy interesado. Porque no podemos imaginar a los receptores de esta epopeya tardía como a los oyentes de las de Homero, paralizados de expectación en sus palacios. Es otro tipo de público, que escucha una lectura colectiva en círculos expertos, o la realiza personalmente en la intimidad de un hogar de clase alta. 

Ese interés podía verse acrecentado por la mayor humanidad de los héroes, que la persona normal pensaría emulables: Jasón es un hombre casi corriente (cualquiera que lea la leyenda lo puede apreciar: carece de poderes, carece de un valor especial: Medea es la que resuelve todo). En el libro tercero, la descripción de la creciente pasión de Medea por Jasón es memorable. Hay profundización psicológica en el retrato de Medea: algo que nunca se dio en los poemas homéricos, de personajes magníficos, pero incuestionables, en su bondad o en sus vicios. 

Los dioses no interactuan con los seres humanos de la misma manera, acciones paralelas en mundos paralelos, como en los poemas homéricos. Los dioses permanecen a una distancia de dioses, como corresponde al tratamiento de la religión en el helenismo, racionalizada y alegórica. 

Por último, la obra es bastante más breve que las epopeyas de Homero: en total unos seis mil versos.     

miércoles, 10 de abril de 2013

Jasón y los Argonautas

He reelaborado esta presentación que realizaron mis alumnos de 1º de bachillerato hace unos años. Desgraciadamente, slideshare no me ha permitido sustituir la original, así que he tenido que eliminarla (que los embebedores me perdonen). Aquí tenéis la nueva: